Una nutrición adecuada durante la adultez no solo apoya la energía diaria y la vitalidad, sino que también desempeña un papel crucial en la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y la osteoporosis. Los hábitos alimenticios saludables ayudan a mantener el funcionamiento óptimo del cuerpo, apoyan el sistema inmunológico y promueven la salud mental.